Y Sevilla se inundó de olor a canela y clavo.

Era el último domingo de octubre, pero parecía un Domingo de Ramos bañado con un hermoso sol primaveral y las calles del corazón de Sevilla a rebosar de gentío esperando y acompañando a Las Angustias, como le gusta decirle a Alberto Gallardo.

Y Sevilla se impregnó de canela y clavo para acompañar a la Virgen de Las Angustias, para celebrar su XXV aniversario desde que depositaron sobre sus cienes una corona de amor calé allá por 1988.

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Una muchedumbre esperaba paciente el paso de la Reina Gitana, en su camino a la Iglesia del Valle, tal era que el palio apenas podía avanzar de la cantidad de personas que se agolpaban delante de Ella. Detrás Las Nieves de Olivares, dio un auténtico concierto de música cofrade y abriendo el cortejo se iba turnado La Banda de Nuestro Padre de la Salud, con la misma banda pero de niños.

Mandando la cuadrilla de costaleros, Alberto Gallardo Junior, acompañado por su padre, el gran Alberto Gallardo que volvió a sentar cátedra de como se debe de mandar a un paso y como se arenga a una cuadrilla.

En fin, una jornada para recordar que sin duda pasará a la historia de la Sevilla cofrade y sin duda de la propia hermandad.

Una tarde de canela y clavo.

 

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